Los recreos en las escuelas tampoco son los mismos, son más pasivos donde vemos los celulares o las notebook como principal atracción en ellos, lejos quedó el jugar a la mancha, al elástico, a la soga o a la rayuela y múltiples juegos que todos hemos disfrutado en la escuela...
La actividad física es fundamental en los niños para el desarrollo de sus huesos y sus músculos, además para fortalecer el corazón y los pulmones. En la actividad física aprenden a coordinar sus movimientos y mantener un peso saludable, también ayuda a poder interactuar, fomentan el aprendizaje de valores y el trabajo en equipo, les enseña a los chicos a respetar las reglas, los turnos, a comunicarse con el otro, a tolerar la frustración. Son un conjunto de conocimientos y habilidades tan importantes como otros contenidos que se enseñan en la escuela.
Muchos chicos no hacen más actividad física fuera de la escuela, en dónde practiquen algún deporte o alguna actividad que les guste, generando así el estar mucho tiempo sentados.
Por otra parte, el sedentarismo, junto con la falta de una alimentación saludable, es un factor de riesgo para la obesidad y el sobrepeso.
Para empezar a transformar estos hábitos que deterioran la calidad de vida, se sugiere que los niños tengan por lo menos 60 minutos de actividad, como caminar, andar en bici, jugar, saltar. De acuerdo con la edad y el desarrollo físico de cada uno.
Para empezar a transformar estos hábitos que deterioran la calidad de vida, se sugiere que los niños tengan por lo menos 60 minutos de actividad, como caminar, andar en bici, jugar, saltar. De acuerdo con la edad y el desarrollo físico de cada uno.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los chicos no tengan períodos inactivos de más de 2hs por día y que al menos 3 veces por semana hagan actividades aeróbicas intensas como correr o nadar rápido y actividades para fortalecer los músculos y los huesos como jugar en los juegos de las plazas, saltar la soga, rayuela, elástico, jugar al fútbol o al voley.
Se pueden proponer cambios en los estilos de vida que contribuyan a que los niños sumen hábitos saludables, por ejemplo subir las escaleras en vez de usar el ascensor, en las escuelas jugar activamente en los recreos, ayudar en las tareas domésticas y si la escuela queda cerca poder ir caminando o en bici.
El desafío no es solo para los más chicos. "Los niños hacen lo que ven y aprenden de los adultos". La sociedad no es consciente de que los hábitos saludables permiten prevenir muchísimas enfermedades. "El ejemplo de la familia es fundamental".